lunes, 22 de octubre de 2012

Nota en la Revista "Sudestada" Edicion N° 113




El mes pasado, periodistas de la revista “Sudestada” visitaron la institución y recorrieron algunos de nuestros dispositivos, dejamos algunos conceptos que dejaron en la edición Nº 113 del mes de octubre. Y un link al comienzo de la nota en versión digital


El desborde de la locura

...Llegamos a Torres en el día menos propicio. La lluvia no era incesante pero en ningún momento acabaría de partir, y los charcos en los caminos de tierra se asemejaban más y más a una pequeña inundación. En eso, y alrededor de las diez de la mañana, buscábamos la colonia Montes de Oca...

…La charla con Jorge Rossetto, actual director de Montes de Oca, giraría en torno a la idea de que hay dos modelos opuestos de tratamiento de la locura: uno asilar, de encierro, que reinó por mucho tiempo y poco a poco se desmorona, y otro de base inclusiva, que viene a favorecer a los pacientes y brega por la reinserción social. Adelanta que 150 personas alojadas en un solo pabellón de ningún modo pueden tener una vida digna: “Distinto es pensar en un grupo de cuatro o cinco compañeros que viven en una casa donde hacen actividades de rehabilitación, y que cuentan con diversos apoyos y acompañamientos”…  

… Lo cierto es que ese modelo asilar, cruel, agoniza, por lo menos en Montes de Oca. Tuvimos el agrado de conversar con pacientes que gozan de sus externaciones y que llevan una vida plena, reinsertos en la comunidad. Sus vecinos los reconocen, saben de donde vienen. No es problema.

… Cuando llegamos a una de las casas autogestionadas, en Luján, dos de los muchachos acababan de volver de la colonia. Fueron a buscar provisiones de alimentos que les servirán para unas cuantas semanas. La yerba se volcó en el piso pero no parece tan importante. Ellos están felices. Sonríen más seguido que mucha gente, y nos reciben gustosos. En algún momento los felicitamos, por lo linda que tienen la casa, y antes de irnos uno de ellos nos agradeció ese gesto. Hay amor en esas personas. Nos contaron que se llevan muy bien entre ellos; tienen una tele grande donde ven los partidos, cada fin de semana, y se turnan para las tareas del hogar. La perrita, con colores de vaca, salta como si estuviese en una cama elástica. Iosi Havilio arriesgaba el concepto de que locos y no locos puedan confundirse o, mejor aún, de que no haya un prototipo de locura y que, en última instancia, todos lo seamos. Es que, ¿qué caso tiene creer que una persona que es cordial y amable está más loca que tantos otros, ahogados de ira y resentimiento? Suena trasnochado.

Por desgracia, el modelo de encierro persiste en el ideario de un sector de la sociedad, que anhela un destino de tumba para las personas discapacitadas. Que sea paraíso, en todo caso, pero que los contenga; y estas colonias vinieron a serlo: Domingo Cabred, psiquiatra adelantado en su tiempo, planeó paraísos de puertas abiertas. Una idea descabellada, un baúl donde caben tantos santos como demonios. ‘No confundir libertad con abandono’, había dicho Rossetto. Marcelo Parrilli, por su parte, fue testigo del tiempo cuando pacientes y enfermeros estuvieron cruzados, unos y otros, por el trastorno y la dejadez. Tremenda igualdad que no merece sino desprecio. Las instituciones existen para ser ejemplares y perseguir un sólo propósito, asociado a la bondad y a la verdadera vocación. Ningún paciente está muerto mientras su corazón sangre. Ninguna desgracia es final. En todo caso, y más allá de los límites de un hospital psiquiátrico, todos estamos locos en tanto todos estamos vivos.

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